Por Rector Dr. Daniel Coria

Es sabido que el agua ocupa aproximadamente un 70% de la superficie terrestre, y que, de ese total, solamente un 3,5% es agua dulce (ríos, agua subterránea, lagos, etc.). Este porcentaje, a pesar de ser tan pequeño, es de suma importancia para la vida en nuestro planeta.

En efecto, sobre todo en los ríos se desarrolla la vida de numerosos y complejos ecosistemas; los ríos constituyen un significativo sistema de circulación de sedimentos y fluidos y en ellos se realizan múltiples reacciones químicas, bioquímicas y mecánicas que sustentan diferentes formas de vida a lo largo de su recorrido hasta su desembocadura.

Como otros medios (el aire, el suelo), el agua, tanto la de los océanos como la de los ríos, también ha sufrido los efectos de la contaminación antrópica, efectos no sólo de décadas de desidia e ignorancia sobre las consecuencias de la contaminación, sino también de acciones deliberadas, muchas de ellas realizadas por grandes empresas con objetivos vinculados a un mezquino y cortoplacista lucro económico (por ejemplo: abaratar costos mediante la falta de tratamiento de los efluentes, no promover programas de reciclado, etc.), pero también por parte de individuos sin conciencia de la relevancia de conservar los ríos en tanto reservorios de una biodiversidad única y fuentes vitales irreemplazables, por el agua potable y por la cantidad y diversidad de alimentos que proveen.

La contaminación del agua de los ríos es, por esto, especialmente alarmante. Nuestro río Paraná, naturalmente, no ha sido ajeno a este proceso. Una prueba de esto es la enorme cantidad de residuos que, anualmente y de manera masiva, recogen voluntarios de Rosario –cantidad que se incrementa cada año. El pasado 18 de noviembre, en varios puntos de nuestra costa (el centro, el acuario, la Florida, la zona sur, etc.), se realizó la tercera edición de la Jornada “1 día + río – basura”, declarada de interés municipal y provincial, en la cual participó activamente el Servicio Solidario de la Universidad del Centro Educativo Latinoamericano (UCEL) junto con varias ONGs. Esta iniciativa, tan valiosa como fructífera, pretende no solamente cumplir un objetivo sumamente provechoso, como es el retiro anual de la basura que contamina el río, sino que sobre todo pretende concientizar a la población sobre la necesidad de no arrojar desechos en él, es decir, un objetivo relacionado con la tarea principal de nuestra Universidad: la educación. Es evidente que el problema que aqueja a los ecosistemas que viven en nuestro río no se soluciona de un día para otro, y ni siquiera con iniciativas muy meritorias como ésta, sino que, por sus raíces profundas, es necesario que la solución, a largo plazo, vaya de la mano de la educación.

Algunos datos recabados en esta Jornada, que tuvo una gran visibilidad en los medios de comunicación de la ciudad e incluso de Buenos Aires, son un índice de la necesidad y la urgencia de la mencionada concientización: de la tonelada de residuos sólidos que se recogieron, entre un 70 y un 80% en peso es plástico, principalmente botellas plásticas descartables de bebidas, seguidas por envoltorios plásticos (principalmente de productos alimenticios), vajilla descartable de plástico (sobre todo sorbetes), plástico rígido, telgopor (en general ya fragmentado en miles de partículas que muchas veces los peces comen).

También se encontraron latas de bebidas, en una proporción bastante mayor que en la misma Jornada del año pasado; esto se debe a la decisión de las empresas de vender sus productos en envases descartables en lugar de en envases retornables. Al finalizar la Jornada, toda la basura recogida fue examinada a los fines de separar los residuos potencialmente reciclables.

Quisiera finalizar señalando que, como Rector de la UCEL, ha sido un orgullo haber participado activamente de esta iniciativa y de haber aportado nuestro granito de arena en el cuidado del medio ambiente de nuestra zona, en especial de nuestro río marrón. Seguiremos trabajando en lograr el objetivo principal: que la población tome conciencia de la importancia de cuidar nuestro hábitat, para nuestro desarrollo y el de las generaciones futuras.