Lograr una alimentación saludable y de calidad depende de varios factores individuales y generales. El contexto social, económico y, desde ahora, sanitario repercute directamente en los hábitos, capacidades y posibilidades de los integrantes de una comunidad a la hora de elaborar su dieta diaria y seleccionar los comestibles que consumirá.


Con la llegada de la pandemia del coronavirus al país, los argentinos tuvieron que realizar un período de confinamiento obligatorio que provocó un cambio rotundo en la rutina familiar y una profundización de ciertas problemáticas como el desempleo, la pobreza y la inflación. Por supuesto, este panorama tuvo repercusión en la alimentación de los ciudadanos.


En julio pasado, la Sociedad Argentina de Nutrición realizó una encuesta on-line, entre adultos de 18 a 70 años, de la cual se desprende que casi 6 de cada 10 argentinos (56,9%) habría subido de peso durante la cuarentena. El 78,5% aumentó de uno a tres kilos, mientras que el 18% incrementó de tres a cinco, y un 3,5% más de cinco kilos.


Estos datos cobran una importancia mayor en este contexto sanitario, ya que la hipertensión arterial, la diabetes y la obesidad, todas las enfermedades generadas por el sobrepeso, son factores que pueden complicar el estado de un paciente que contraiga covid-19.
Para conocer un poco más sobre la calidad de los productos que consumen los argentinos, y analizar sus conductas alimentarias, Industria Ambiental dialogó con la licenciada en nutrición Daniela Pascualini.

“La comida tiene un componente muy emocional. Si a la gente le decís, con todo lo que está pasando, que en lugar del asadito se haga un pollo, no va a ser bien recibido”, comentó la directora Sede Regional Rosario de la Carrera de Licenciatura en Nutrición, y agregó: “Los mensajes de alimentación hay que saber cómo y cuándo darlos, lo que suelo decir es que en la semana tratemos de llevar una alimentación rica en frutas, verduras y carnes magras; y dejemos los permitidos para el fin de semana. El contexto social no da para otro consejo, cuando la gente está ganando menos que una canasta básica y estamos sin trabajo”.
Sobre los cambios de alimentación durante el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO), la docente recordó: “En el contexto de pandemia tuvimos problemas con el abastecimiento, por el recorrido que tienen que hacer las mercaderías hacia los grandes mercados, y la opción que tuvo la gente es consumir productos enlatados o harinas”. “También tuvimos un despropósito; ante un posible desabastecimiento, hubo aumento de precios y eso hace que muchas veces, a pesar de saber qué comer, la gente come lo que puede y no lo que quiere”.

¿Es posible una mejor alimentación?

“Para una buena alimentación, si bien mucha gente dice que tiene conocimiento, es fundamental tener una educación alimentaria desde los primeros pasos: del jardín maternal hasta la secundaria, por lo menos”, aseguró Pascualini y afirmó que el conocimiento de los alimentos por parte de los consumidores es primordial para saber “qué aportan y hacer reemplazos dentro del mismo grupo”. “Es saludable para nosotros lo que conocemos, y eso son 2 frutas y dos verduras. Cuando nos sacan de ese contexto no sabemos qué comer”, lamentó la licenciada en nutrición.
Además, la especialista señaló la importancia de leer la información nutricional que tienen los productos envasados, a pesar de los inconvenientes para encontrar en un lugar adecuado del packaging el rotulado.


En agosto de 2006, entró vigencia en el país la normativa que regula el rotulado nutricional de los alimentos envasados (Res. Conj. 149/2005 y 150/2005) para que el consumidor disponga de mayor información sobre las propiedades de dichos productos.
Según esta ley, el instructivo nutricional comprende:

  1. La declaración de la cantidad de energía y nutrientes que contiene el alimento.
  2. La declaración de propiedades nutricionales -información nutricional complementaria- (es opcional).



Asimismo, el pasado 30 de octubre, el Senado de la Nación le dio media sanción al proyecto de ley de Etiquetado de Alimento, que ahora deberá ser tratado en la Cámara de Diputados. La propuesta fue aprobada en el recinto por amplia mayoría, con 64 votos a favor, tres en contra y ninguna abstención.
La iniciativa plantea la colocación de una serie de sellos frontales, que serían octógonos de color negro, en los envases de aquellos alimentos y bebidas con altos contenidos de sodio, azúcares, grasas saturadas, grasas totales y calorías. En varios países de Latinoamérica se tiene este tipo de etiquetados, entre los que se encuentran México, Chile, Perú y Uruguay.

¿Qué es un alimento de calidad?

“Los alimentos son de calidad cuando tienen el menor proceso posible, como son las frutas, verduras, carnes magras, lácteos (sin incluir yogures con confites adentro)”, explicó la titular de DP Consultora Gastronómica y Nutricional, y añadió: “Siempre van a ser más saludables si los podemos preparar nosotros en casa, porque no vamos a usar conservantes o un montón de aditivos para resaltar el sabor”.
Respecto a la falsa publicidad sobre las cualidades nutricionales de algunos productos, donde se expone a un solo alimento como único e indispensable para la salud del cuerpo, Daniela dijo: “No hay ningún alimento que por sí solo aporte todos los nutrientes, la alimentación se compone de un grupo de alimentos”.
“La guía alimentaria nos ayuda a elegir los alimentos que tenemos que consumir y seleccionar uno de cada grupo por día es lo más saludable”, indicó la licenciada en nutrición.



El engaño de lo light y dietético


“Entre lo light y dietético hay un mareo importante en la población”, sentenció la directora de la Sede Regional Rosario de la Carrera de Licenciatura en Nutrición, y argumentó su rotunda afirmación: “La gente piensa que un producto dietético es light, pero, por ejemplo, un chocolate para diabético es dietético pero aporta muchas más calorías que uno normal porque tiene mucha más grasa”. “Además, no todo lo que es light es baja caloría, ya que puede estar reducido algún componente pero no quiere decir que no aporte calorías”, aclaró.

El Código Alimentario Argentino (CAA) define a los alimentos “dietéticos” como aquellos cuya composición ha sido modificada, y que se encuentran destinados a satisfacer necesidades particulares de nutrición y alimentación de determinados grupos poblacionales (alimentos libres de gluten, infantiles, fortificados, suplementos dietarios y alimentos modificados en su nivel de glúcidos, etc.). Por este motivo, no necesariamente son productos reducidos en su valor calórico.

Con el fin de “asegurar que el etiquetado nutricional no presente información que sea de algún modo falsa, equívoca o engañosa”, la Resolución Conjunta N° 40/04 regula el uso de la “Información Nutricional Complementaria” (INC) en los rótulos y avisos publicitarios de alimentos.

Esta Resolución autoriza el uso de determinados términos a fin de resaltar una característica distintiva de un producto, como el contenido de nutrientes y del valor energético, o bien para realizar comparaciones entre alimentos similares. Dentro de los términos contemplados se encuentra el atributo “light” (“bajo”, “leve”, “reducido”, “liviano”) que puede aplicarse a valor energético, carbohidratos, azúcares, grasas totales, grasas saturadas, colesterol y sodio.

Un alimento solamente puede consignar en su rótulo y en su publicidad la palabra “light” si:

  1. Cumple con el atributo “bajo” especificado en la norma, o;
  2. Ha sido reducido en un mínimo del 25% en su contenido energético o en el nutriente declarado respecto del alimento, siempre que cumpla además con otros requisitos especificados en la norma.


Buscar el equilibrio

A la hora de ser consultada sobre las recomendaciones para no tener un desequilibrio de calorías y poner en riesgo la salud, Daniela opinó: “Creo que hay que limitar, no hay que prohibir. Hay que ir a lo simple, cuando uno hace el agregado (asado, más torta, más vino, más entrada), ahí está el problema”.“Lo ideal es que el plato tenga un cuarto de carne (del tamaño de la palma de la mano), uno de cereales y lo demás verduras”, remarcó la licenciada en nutrición y determinó: “Servirse una sola vez, no repetir, esa es la porción”.
Sobre la adquisición de los alimentos, la docente comentó que “las frutas de estación siempre van a ser más baratas” y recomendó el apoyo a “los grupos locales de emprendedores de cinturón verde”. “También, unirse entre grupos familiares y comprar al por mayor es una de las estrategias para reducir un poco los costos”, sugirió.

Por último, Pascualini manifestó: “Hay planificar las compras, porque a veces vas al supermercado y compras ofertas porque pensás que la vas a consumir y después terminás desechando un montón de cosas”.