De las problemáticas asociadas al cambio climático y el cuidado del medio ambiente, el correcto tratamiento de los residuos se ha convertido en una de las principales preocupaciones en los países industrializados.

Aunque las empresas intentan reducir su cantidad de desechos, estos se siguen generando a medida que la producción de una compañía se lleva a cabo. Por esto, la adecuada gestión de los residuos industriales no peligrosos se convirtió en una prioridad a la hora de planificar el desarrollo de una firma.

En las localidades santafesinas de Timbúes y San Lorenzo, se encuentran las plantas de una empresa que presenta una oferta superadora a la simple disposición final de los desechos que produce la actividad industrial: convertir “pasivos ambientales en activos energéticos, para reintegrar un residuo a la cadena de valor”.

La firma fue creada como una respuesta superadora a las prácticas ambientales que se desarrollaban en la región para el tratamiento y disposición de los residuos, tanto sólidos como líquidos de origen industrial o servicio.

“Estamos basados en lo que es la economía circular, convertimos pasivos ambientales en activos energéticos, para reintegrar un residuo a la cadena de valor”, afirmó Marcelo Leonardelli, gerente general en Solamb SRL, en diálogo con revista Industria Ambiental. “Es una pyme que se especializa en gestión ambiental y tiene su planta de tratamiento de sólidos en San Lorenzo y de líquidos con alta carga orgánica con producción de energía renovable en Timbúes”, detalló.

En cuanto a la actividad de la empresa durante el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO), el ingeniero químico comentó: “Por la pandemia nos tuvimos que adaptar, cambiar el trabajo en las plantas y aplicar rápidamente los protocolos. No tuvimos muchos casos (de coronavirus) en la empresa”.

Desde el comienza de la cuarentena, Solamb fue incluida dentro de las empresas que realizan actividades esenciales por estar en la cadena de valor de la agroindustria, recibiendo todo lo que es el residuo industrial no peligroso. “En lo administrativo pudimos que movernos todos al home office”, indicó Marcelo y remarcó que en las plantas tuvieron que aplicar estrictos protocolos y grupos de trabajo. “Nos fuimos adaptando a la situación y el resultado fue bueno, quedó demostrado que la organización está preparada para los cambios”, destacó.

Respecto al ritmo de trabajo de la compañía, el gerente acotó: “Mermó la generación de producción de nuestros clientes, por lo tanto, también la generación de efluentes”.


Pasivos ambientales en activos energéticos

El tratamiento de residuos líquidos de Solamb se basa en un proceso físico-biológico con generación de energía térmica y eléctrica. El sistema tiene capacidad para tratar líquidos no peligrosos de alta carga orgánica, mediante el proceso de digestión anaeróbica que se completa con un postratamiento aeróbico que garantiza el cumplimiento de los parámetros de vuelco exigidos por ley.

“El tratamiento de líquidos es un proceso anaeróbico (ausencia de oxígeno) donde las bacterias hacen un proceso similar al de nuestro cuerpo cuando nos alimentamos”, explicó Leonardelli y agregó: “Se produce un desecho que está siendo investigado con varias líneas de trabajo, una como posible aplicación en la degradación de hidrocarburos. Por otro lado, ese barro tiene muchos minerales y nutrientes que le sirven al campo de fertilizante. Estamos haciendo un trabajo con la gente del INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial) e INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) para generar un producto vendible, por ahora está en etapa de desarrollo”.

En la planta de Timbúes, se reciben diferentes desechos líquidos como el suero lácteo, producto de la fabricación de quesos, y otras sustancias de la industria agroalimenticia. “Al igual que la naturalizar, nosotros aprovechamos el consorcio bacteriano para hacer más eficiente el residuo e ingresarlo en un proceso productivo”, indicó el ingeniero químico.


Asimismo, los residuos sólidos no peligrosos que ingresan a la planta de San Lorenzo tiene su origen en los procesos de acondicionamiento de granos de las aceiteras, al igual que el material particulado retenido en los sistemas de aspiración y aquellos que se generan por el mantenimiento de los sistemas de descarga entre otros.

Todos los residuos que pasan al tratamiento de biodegradación asistida por descomposición aeróbica tiene origen identificado y verifica la cadena de custodia trazada por Solamb y el cliente. De esta manera se garantiza la calidad del producto de compost al igual que la excelencia de servicios de tratamiento.

Con energía propia

En su sede fabril en la localidad de Timbúes, Solamb desarrolló un esquema de autoabastecimiento energético. Aunque este innovador proyecto tuvo su origen en 2012, fue recién en 2018 cuando lograron poner en marcha el actual sistema de lavadores de gases, que permite purificar los gases y quedarse solamente con el metano, que es el que tiene el poder calórico para producir la energía que requiere la planta. Hasta entonces, la planta funcionaba a base de generadores que se alimentaban con gasoil o GLP.

“Por ahora no nos sobra nada, pero tenemos una línea lista para duplicar nuestra planta y que tengamos un excedente de energía”, señaló Leonardelli y remarcó: “Sería muy fácil colocar un transformador y volcar esa energía eléctrica a la red para vendérsela a algún otro actor del mercado a un precio mucho más competitivo. Pero por ahora no nos sobre nada”.
Además, el gerente general de la empresa especializada en el tratamiento de residuos industriales anticipó que tienen en carpeta varias iniciativas para ampliar la generación de energía eléctrica.

Un compromiso de todos

Al ser consultado sobre el compromiso del Estado y el sector privado en el tratamiento adecuado de sus desechos, el ingeniero químico dijo: “Esto es un triángulo entre: empresas, que tienen responsabilidad en el tratamiento de sus residuos para evitar el impacto en el medioambiente; el Estado, que debe establecer políticas y controlar; y las plantas y proveedores que tienen que prestar servicios con tecnología adecuada”. “Nosotros contamos con una tecnología que permite reaprovechar energéticamente los residuos, en otros casos los tratamientos son sin recuperación”, concluyó Marcelo, destacando la importancia de convertir pasivos ambientales en activos energéticos.