Ir al trabajo en auto o transporte público, poner en marcha una industria o mirar televisión desde el sillón de casa; todas las actividades que realiza el ser humano, por más simple que sean, dejan una huella de carbono en el planeta.

En el 2019, y por tercer año consecutivo, las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero volvieron a aumentar y se situaron en un máximo histórico, según reveló un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Desde hace una década, las emisiones de gases que causan el calentamiento global (excluyendo aquellas producidas por el uso de la tierra, que son más inciertas y variables) han registrado un crecimiento promedio anual del 1,3%. En 2019, el aumento fue más pronunciado y llegó a un 2,6% debido al gran aumento de incendios forestales.

En tanto, la agencia de la ONU señaló que las emisiones producto del cambio de uso de la tierra representan aproximadamente el 11% del total a nivel mundial, y el grueso de esta cifra se genera en unos pocos países.
La huella de carbono se expresa en toneladas de CO2 y desde hace varios años puede ser cuantificada para analizar el daño cotidiano que las personas u organizaciones comenten en el medio ambiente.

En Rosario, la empresa Almerix se encarga de acompañar a las organizaciones en el desarrollo de un plan de acción para reducir el impacto que su actividad causa en el cambio climático. “Hacemos todos proyectos relacionados con cambio climático”, señaló Sofía Garro, fundadora de la firma, en diálogo con Industria Ambiental. “La huella de carbono es una de las herramientas que tenemos para medir el impacto que tienen las empresas en el cambio climático”, agregó.
Para medir la huella de carbono, la consultora especializada en cambio climático aplica metodologías internacionales y verifica los proyectos junto al CONICET.
La huella de carbono contempla las fuentes de emisión dividiéndolas en tres alcances:

  1. Se estudian las fuentes de emisión directas, como el consumo de combustible.
  2. Se analiza el consumo de energía eléctrica.
  3. Se analizan las emisiones indirectas, como la disposición de los residuos de la empresa, los viajes de negocios, transporte de materiales e insumos, etc.

Las fuentes de emisión a considerar en el alcance del estudio que realiza Almerix se determinan luego de analizar la operatoria de la empresa.
“Lo que más hacemos es la huella de carbono de organizaciones, donde se analizan todas las emisiones en un año de dicha empresa y un plan para ir mejorando el desempeño ambiental”, manifestó la doctorada en ingeniería (UNR).
Además de realizar los análisis en empresas, Almerix también realiza su trabajo sobre productos, eventos, producciones agrícola-ganadera.
“Nuestra misión es combatir el cambio climático. La huella de carbono es una foto, vemos cuáles son tus emisiones y cómo está trabajando tu empresa, después hacemos un plan de acción climático para reducir las emisiones”, indicó la fundadora de la consultora.


Un continente equilibrado

“Dentro de Argentina no hay ningún tipo de legislación que diga que vos tenés que medir, reducir o compensar las emisiones. En otros países hay impuesto al carbono, el cual se aplica cuando se supera cierta barrera de emisión”, remarcó Sofía, y añadió: “Es voluntaria la medición de la huella de carbono en Argentina, pero Europa quiere consolidarse como un continente carbono neutro para el 2050, por lo tanto, no aceptará productos con registros positivos de CO2”.

La Unión Europea está comprometida con una política climática ambiciosa que tiene como objetivo convertirse el primer continente capaz de absorber tantas emisiones de CO2 como produce para 2050.

El Parlamento Europeo respaldó el 7 de octubre de 2020 la neutralidad climática para 2050 e incrementar el objetivo de reducción de las emisiones al 60% para 2030 respecto a los niveles del año 1990. Los eurodiputados demandaron a la Comisión que fijara un objetivo provisional adicional para 2040 para garantizar el progreso hacia la meta.

Además, los legisladores pidieron a todos los países de la UE que individualmente alcanzaran la neutralidad climática e insistieron que después de 2050, se debería absorber más emisiones de CO2 de las que se emiten. Asimismo, todos los subsidios directos o indirectos a los combustibles fósiles deberían eliminarse gradualmente a más tardar en 2025.

Los eurodiputados también demandaron la creación de un organismo científico independiente (un consejo de la UE sobre el cambio climático) encargado de evaluar si la política es coherente y supervisar los avances. El Parlamento está listo para iniciar las negociaciones con los Estados miembros en cuanto el Consejo haya acordado una posición común.

Actualmente, cinco países de la UE han establecido el objetivo de neutralidad climática en la ley: Suecia tiene como objetivo alcanzar las emisiones netas cero para 2045, y Dinamarca, Francia, Alemania y Hungría para 2050.

Empresas carbono neutrales

Las empresas carbono neutrales son aquellas que tienen la capacidad de compensar el 100% de las emisiones de gases de efecto invernadero a través de la captura de dióxido de carbono desde la atmósfera. También, pueden considerarse dentro de esta categoría a las compañías que recurren a una compensación y aportan capital a proyectos que capturan o evitan emisiones; tales como propuestas de forestación, energías renovables, reemplazo de combustibles de origen fósil por combustibles renovables, etc.
“Llega un punto crítico donde no podés reducir más las emisiones, en esa instancia entra la compensación, que puede ser invertir en proyectos de energías renovables o de reforestación”, indicó Garro.

A pesar de no contar con normativas nacionales al estilo europeo, existen proyectos que aspiran a una equilibrar la emisión y captación de CO2, como el Programa Argentino de Carbono Neutro (PACN). Esta iniciativa es un programa privado de adhesión voluntaria cuyo objetivo promueve la consolidación de una marca sustentable para productos de los sectores de alimentos, bebidas y bioenergías argentinos de exportación.

Este sello se logra mediante el trabajo sectorial conjunto sobre metodologías de cuantificación, prácticas de medición, mejora y neutralidad de la huella de carbono hasta la captura del valor económico de las reducciones logradas más allá de los compromisos existentes.

El PACN es promovido por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, Bahía Blanca, Santa Fe, Rosario, Entre Ríos, Córdoba y Chaco; las cuales se articulan para dar operatividad al Programa.


Por último, la titular de Almerix brindó detalles sobre el trabajo que vienen realizando junto a uno de sus clientes: “Solamb SRL es una planta de tratamiento de efluentes que transforman los gases resultantes de la descomposición de los residuos en energía eléctrica y térmica. Están en el trabajo de ser carbono neutro o incluso negativo, y no están lejos de serlo. Tienen que aplicar algunas mejoras, pero están en ese camino”.

Por su parte, Marcelo Leonardelli, gerente general en Solamb SRL, explicó: “Como nosotros trabajamos con residuos, y generamos energía a partir de un desecho, nuestra huella es negativa y contribuimos de manera positiva al calentamiento climático”. “El siguiente pase la posibilidad de certificarlo y poder venderlo a otra firma que tenga una huella de carbono positiva”, agregó.


El tratamiento de residuos líquidos de Solamb se basa en un proceso físico-biológico con generación de energía térmica y eléctrica. El sistema tiene capacidad para tratar líquidos no peligrosos de alta carga orgánica, mediante el proceso de digestión anaeróbica que se completa con un postratamiento aeróbico que garantiza el cumplimiento de los parámetros de vuelco exigidos por ley.

En su sede fabril en la localidad de Timbúes, Solamb desarrolló un esquema de autoabastecimiento energético. Aunque este innovador proyecto tuvo su origen en 2012, fue recién en 2018 cuando lograron poner en marcha el actual sistema de lavadores de gases, que permite purificar los gases y quedarse solamente con el metano, que es el que tiene el poder calórico para producir la energía que requiere la planta. Hasta entonces, la planta funcionaba a base de generadores que se alimentaban con gasoil o GLP.

Asimismo, los residuos sólidos no peligrosos que ingresan a la planta de San Lorenzo tiene su origen en los procesos de acondicionamiento de granos de las aceiteras, al igual que el material particulado retenido en los sistemas de aspiración y aquellos que se generan por el mantenimiento de los sistemas de descarga entre otros.

Todos los residuos que pasan al tratamiento de biodegradación asistida por descomposición aeróbica tiene origen identificado y verifica la cadena de custodia trazada por Solamb y el cliente. De esta manera se garantiza la calidad del producto de compost al igual que la excelencia de servicios de tratamiento.

“La manera de disminuir la huella de carbono sin alterar la producción es teniendo plantas con tecnología similares a la nuestra”, concluyó el ingeniero químico, en diálogo con Industria Ambiental.

Los efectos del covid-19 en el cambio climático

Según el último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), las emisiones de CO2 habrían descendido en alrededor de un 7% en el 2020, en comparación con los índices del 2019, a causa del coronavirus. Sin embargo, se espera que el descenso general no sea tan marcado debido a la menor probabilidad de que otros gases de efecto invernadero como el metano se vean afectados.

Al igual que lo afirmó recientemente la Organización Meteorológica Mundial, las concentraciones atmosféricas de CO2 y otros gases siguen aumentando y la reducción temporal por las medidas de confinamiento no tendrá un impacto duradero sobre éstas. Los científicos calculan que el recorte de emisiones en 2020 se traduce en una reducción de solo 0,01°C en el calentamiento global para 2050.

Así, la crisis de la covid-19 solo ha desencadenado la disminución a corto plazo de las emisiones mundiales y no supondrá una contribución de peso a la reducción de las emisiones para el 2030 a menos que los países aspiren a una recuperación económica que incluya una descarbonización enérgica.

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