Cuando Miguel Lifchitz estaba en campaña a gobernador en el norte de la provincia, escuchó a un grupo de jóvenes empresarios. Allí estaba Verónica Geese, de la ciudad de Esperanza, integrante de la Federación de Industrias de Santa Fe (FISFE) quien le planteó al entonces candidato la urgente necesidad que la energías tienen que estar relacionadas al desarrollo productivo de la provincia.

“Yo veía como algo preocupante la cantidad de años que la Nación no había invertido en energía. Le expliqué que nunca íbamos a salir de la espiral inflacionaria si la capacidad instalada que tenemos es la acorde a la energía que podamos proveerle a la industria. Tomar a la energía como el primer factor para el desarrollo. Básicamente le decía al gobernador que no puede haber desarrollo sino hay energía, y pensar a la energía como un factor de desarrollo”, describió Geese quien recibió a comienzos de febrero a Industria Ambiental en su despacho en la sede de Gobernación en Rosario. La funcionaria, además, señaló algunas prioridades que se propuso para este año como “el tema de las bioenergías, somos una de las provincias con mayor bioenergía, como, por ejemplo, la explotación del biogás como una solución energética”. La responsable de la secretaría tuvo reuniones con el responsable de la cartera a nivel nacional, Juan José Aranguren, quien reconoce a Santa Fe como líder en el trabajo de las energías renovables “y no solo en los discursivo sino en temas concretos donde la Nación se ha comprometido a que trabajemos en un línea en común. Es importante para la población que haya un discurso coherente desde arriba hacia abajo, así las campañas de concientización en el ahorro de energía son exitosas, una de las razanos para que este verano hayamos tenidos menos cortes de luz, por ejemplo”.

¿Cuáles son los desafíos de la secretaría para el 2017?
El tema de las bioenergía es uno de los principales objetivos de la provincia. Santa Fe es una de las mayores en bioenergética, y este año como el que viene queremos hacer un shock en biogestión a través del biogás como una solución al problema energético.

¿Cómo saber el uso de las fuentes energéticas en la provincia?
Cuando me hice cargo, lo que no teníamos es un balance de energía, cómo la usábamos, más allá de las fuentes de energía. Era una herramienta que no teníamos y el año pasado la comenzamos a gestionar con la Nación y tuvimos junto a ellos un gran trabajo. Tomaron nuestra idea y lo trasladaron a nivel nacional. Para realizar ese balance energético se necesita un gran trabajo estadístico, arduo, para analizar profesionalmente y eso lo debe hacer el Indec. El balance de energía debía hacerse con la Nación y el Indec. Es una manera de censar el uso de fuentes energética, el uso que hace de ella tanto la gente, el usuario domiciliario como las fabricas e industrias. Esto permite tomar políticas de estado basadas en fundamentos reales. Hasta ahora hay decisiones de buena voluntad, pero no podemos medir impacto porque es muy difícil, por el tamaño de nuestra provincia. Santa Fe consume más del 10 por ciento de lo que consumo eléctrico del país, eso da una idea del impacto.

Esto nos da posibilidades de contar con recursos como son las energías solares, eólicas…
Los recursos están medidos, en energía solar, la provincia del centro al norte, tiene un aprovechamiento muy bueno. Por ejemplo, una calefón solar en Tostado su repago es de un año y más al sur no supera los dos años. Para todas las energías, no solo para las renovables. Este año, el eje de trabajo es la bioenergía. Por ejemplo: estamos trabajando productores porcinos, ellos generan un biogás a partir de los residuos y tienen mayor impacto con una menor inversión. Por eso vamos a comenzar con ellos, con un programa para acompañarlos financieramente y mostrarles que es una inversión y además de ser una solución medioambiental, a ellos los posiciona con ventajas competitivas con respecto a otros. En poco tiempo, el costo energético va a ser cero. El fin último es lo medioambiental y en caso de las actividades pecuarias, el residuo tiene un impacto importante.

¿Descentralizar la energía es otro de los desafíos?
Creo que para una mejor soberanía de la energía y la descentralización se produciría si todos estos productores en algún momento bajándose de la red o algunos inyectándole a la misma red lo que le sobra de energía eléctrica o biogás. Esa la mirada a largo plazo de la provincia de Santa Fe, la descentralización es soberanía energética. El eje en el tema de energías renovables, las bioenergías para Santa Fe, sin dejar de lado las otras que trabajaran como siempre, pero veo a Santa Fe bioenergética, los que recorremos la provincia vemos todas las posibilidades de bioenergía. Los mayores productores de biodiésel están en nuestra provincia, podemos tener bioetanol en el norte y si extendemos esa industria seríamos una potencia. Mi objetivo de gestión es que Santa Fe quede asociada al sistema bioenergético. Básicamente le decía que no puede haber desarrollo sino hay energía, y pensar a la energía como un factor de desarrollo.

¿Con qué presupuesto cuenta la secretaría de Energía?
La subsecretaría de Energías Renovables tiene parte de su presupuesto autónomo, es un porcentaje del aporte que hacen todos los clientes de la Empresa Provincial de la Energía y las cooperativa en sus boletas; igualmente, la legislatura aprobó un presupuesto para la secretaría, para este año, muy bueno. Una manera de acompañar financieramente en mejorar la ecuación económica de soluciones energéticas para las empresas.
Para el uso responsable de la energía también hay que educar, hacer campañas y desde su gestión, ¿también es prioridad?
Por años no se habló del tema. Si bien los electrodomésticos vienen con un etiquetado, la gente no tiene en la cabeza que cuando abre una canilla hay un motor, que lleva gasoil, para que llegue el agua a esa canilla, y con la energía eléctrica el impacto es mayor porque uno no la ve, no la toca. Entonces hay que comunicar e informar a la gente de la importancia de la eficiencia energética. Antes de aplicar energías renovables hay que ser todo lo eficiente que se pueda, esa es la primera medida medioambiental correcta. Usar bien los recursos con los que contamos hoy: si pongo seis paneles solares en el techo de mi casa y tengo funcionando cuatro aires acondicionados todo el día…

Una buena noticia en este verano es que hubo menos cortes de energía…
La EPE bajó el consumo. La gente, de a poco está aprendiendo y obviamente también el precio hace que uno tome más recaudos como el aire a 24 grados, o, por ejemplo, el colocar doble vidriado de parte de los arquitectos aunque tenga un repago más costoso.
En los países donde la energía es cara y acá, el gobierno nacional, tiende a que cada vez haya menos subsidios. En países del primer mundo hay más conciencia y a la hora de alquilar, el inquilino mira las ventanas, el revestimiento de las paredes y si en ese lugar existe el etiquetado de eficiencia energética, lo solicita.
Un departamento B puede ser más barato que el C, por su orientación y eso redunda en la boleta.

¿Cuántos usuarios de la EPE están contemplados en la tarifa social?
Hay 350 mil usuarios que tienen tarifa social, hay unos 50 mil son para jubilados, que se sigue aplicando y es mejor que la tarifa a nivel nacional. Para un universo de 1.300.000 usuarios de la EPE, que unos 350 mil figuren como tarifa social es importante.
Antes que la Nación fije la tarifa social, Santa Fe era la única que tenía tarifa social para jubilados y para gente de bajos recursos fijas, para casos de extrema vulnerabilidad. Las energías renovables tienen que verse como una transición en la lucha contrata la pobreza energética.
Es importante el compromiso muy fuerte a nivel nacional y la gente advierte que haya una bajada de línea coherente desde arriba hacia abajo, y eso facilita sobremanera.
En el mes de marzo comenzará una experiencia inédita en Rosario: 500 viviendas serán evaluadas y etiquetadas por su eficiencia energética.

¿La idea de la provincia es que en el futuro esto sea ley?
Estamos trabajando porque es un tema serio, que genera conciencia en la gente, y el mercado lo va a terminar pidiendo. Los certificadores que evaluarán son profesionales capacitados patra tal caso de los Colegios de Ingenieros, Arquitectos y Maestros Mayores de obras, y una vez que emite ese dictamen y el certificado tendrá un número y eso podrá estar, por ejemplo, en un futuro en una escritura. Es decir que uno le puede dar valor a su vivienda con este certificado. La idea es avanzar a una ley provincial de etiquetado, no será obligatorio, y ya otras provincias nos están consultando para hacer ellos sus pruebas piloto. El sector inmobiliario recibió de buena manera a la iniciativa y es un sector influyente, porque es una responsabilidad social. Cuando uno construye de cero en un lote, ahí uno pude pedirle al profesional que tenga en cuenta la orientación del ingreso, las aberturas, uno pude construir de manera eficiente, con un etiquetado a o b. En una construcción ideal para aplicar estas técnicas de sentido común, cuestiones básicas que un profesional capacitado lo puede hacer. A la hora de vender o alquilar, esas viviendas van a tener una gran diferencial. Desde que comenzamos hablar en ciudades grandes y chicas, gente que está construyendo edificios verdes, lo hacen con técnicas de eficiencia energética en la construcción y con agregado de energías renovables en el sistema. Un concepto con el que vamos a trabajar con la provincia este año, es la vivienda pasiva, energéticamente hablando, que se auto abastece, es pasiva en cuanto no tiene un impacto en ninguna de las redes de energía, son autosustentables. Hay muchas viviendas de estas características en Alemania, Holanda, Dinamarca y Finlandia.

 

De pequeña, a los 13 años, Verónica Geese, ya se interesaba en la ecología y formaba parte de grupos ambientalistas en Esperanza, ciudad donde creció. “Siempre leí mucho sobre los temas que nos parecían ajenos, problemas que uno veía en países lejanos y creíamos que a nosotros no nos iba a llegar”, relata la responsable de la secretaría. Formada como empresaria en la empresa metalmecánica de su familia, Geese agrega que “me enfoqué en temas energéticos donde sentí la ausencia sobre temas de energía renovables y no eran preocupación. Tuve la posibilidad de viajar y ver cómo trabajan en lugares del primer mundo, ellos ya estaban en temas que no eran preocupación para nosotros. La energía renovable ya no es un tema de moda y los que lo vean antes van a tener grandes beneficios”.

 

Ataliva es una pequeña localidad santafecina con un poco más de dos mil habitantes. Por iniciativa de la Secretaría de Energía, desde el próximo mes de marzo, su escuela agrotécnica IDESA, será la primera en la provincia que contará con un biogestor, un contador cerrado, impermeable y hermético en el que se deposita material orgánico para que fermente y produzca gas. La idea, --explicó Verónica Geese- es que también traten residuos domiciliarios de la comuna, utilizando el biogás generado para calefaccionar los criaderos, la cocción de alimentos en reemplazo del gas envasado.” La secretaría promueve dos tecnicaturas y el desafío para este año es que todas las escuelas agrotécnicas y rurales, -unas 50-, tengan su biogestor. “Esta escuela agrotécnica tiene tambo, producción hortícola, criaderos de pollos y ellos van a utilizar el biogás. Los chicos de esos lugares están ligados a la actividad agrícola y ellos puedan interactuar como una actividad más del ámbito rural. Además, la idea es generar trabajo para quienes fabriquen biodigestores; lo mismo ocurre para instaladores de calefones solares que hace un año había cuatro y hoy ya son muchos los que se han capacitado”. Ataliva es una localidad que no cuenta con servicio de gas natural en red, tiene un sistema de separación de residuos en funcionamiento y la buena relación entre la población y la escuela, el sentido de pertenencia de sus vecinos para llevar adelante el proyecto.