En mayo del año pasado, la intendenta Mónica Fein, anunció las políticas ambientales para los próximos 15 años en lo que llamó Plan Ambiental Rosario. La ambiciosa propuesta convocó a equipos técnicos del municipio, provinciales, ONG ambientalistas, cámaras y colegios profesionales para pensar una Rosario resiliente.

“Es un compromiso para el hoy y para el mañana, es una síntesis de construcción colectiva. Uno de los tres ejes de gobierno, además de cercanía y convivencia, es la sustentabilidad, y todas nuestras acciones están atravesadas por esta consigna”, dijo Fein. Cada lluvia o tormenta que nos sorprende en cantidad de milímetros caídos anegando la ciudad, pone en debate si la ciudad está preparada para eventos de magnitud. Alcantarillas tapadas, agua que cubre de vereda a vereda arterias del centro y la falta de infraestructura que nadie quiere.

Al respecto la intendenta Fein sostiene que “el cuidado del ambiente es en definitiva el cuidado de todos quienes habitamos este territorio hoy y de las generaciones por venir. Por ello las políticas municipales han avanzado en gestionar los aspectos urbanos garantizando derechos, promoviendo la inclusión social, evitando la degradación del entorno y protegiendo nuestros bienes naturales”.

En tanto, para el asesor en temas ambientales del bloque PRO del Concejo, Gonzalo Gorostarzu, sobre pensar una ciudad resiliente afirmó que “hay que estar preparado para lo inevitable. Hace 20 años, era distinto, había que mitigarlo, ahora no se puede mitigar. Hay que trabajar en proyectos a largo plazo. Por ejemplo, en el año 2014 concejales del PRO presentaron un proyecto para recuperación de agua de lluvia que contempla toda esa masa de agua que va a los desagües pluviales sature y, aparte, el aprovechamiento de riego o lavado de veredas y autos, por ejemplo. Es una manera de no gastar agua potable. Hay una ordenanza de retardo de agua de lluvia, es decir, ese retardo volcarlos a tanques de 2200 a 4400 litros, varían de acuerdo a la superficie del inmueble. Ese tanque trabaja por presión o por bomba para riego, cuando supera esa capacidad de 4000 litros tiene un drenaje natural que va al desagüe pluvial. Si cada edificio por cuadra evita que caigan al drenaje pluvial 80 o 100 mil litros en un rato que es lo que hoy sucede (cae mucha cantidad de agua en muy poco tiempo, no da a basto para que evacúe). Esto no es algo costoso para llevar adelante. Hemos perdido cantidades de superficies de absorción por el boom inmobiliario. En casas donde había patio de tierra hoy está cementado; también la creación de nuevos barrios en los alrededores de la Rosario que antes eran campos donde había absorción y hoy hay cemento. Esa agua en algún lugar hay que meterla”.


Resilencia o la adversidad como oportunidad.

Por su parte, para pensar y asesorarse sobre este tema, la Municipalidad convocó en febrero al experto internacional en Reducción de Riesgos, al uruguayo Javier González Muller, quien disertó en el Parque de España y expuso sobre los embates del clima y cómo adaptarse a los cambios. El experto sostiene que hay varios factores que influyen pero “sin dudas las concentraciones urbanas que son cada vez mayores, el traslado de la ruralidad hacia las ciudades y planificaciones fallidas”. El uruguayo sostiene que: “Son pequeños problemas que no advertimos, daños que solo vemos por televisión, que siguen a una sucesión de eventos que nos obligan a dar prioridades para la acción, por ejemplo la caída de 100 mm en dos horas.”

González Muller ejemplificó el caso de su país, donde desde el año 1985 hubo una explosión demográfica en la costa, desde Montevideo hacia Punta del Este, “donde uno compraba un lote y había cero infraestructura, no se hizo una evaluación de impacto, sin soporte adecuado. Muchas veces el desarrollo crea condiciones favorables, pero también riesgos sino hay planificación. ¿Y a qué tipo de riesgos nos presentamos?Hay pequeños casos que van generando desorden, pequeños impactos que no se registran y no se los consideran. Nos ocurrió en la localidad de Dolores, en Uruguay, donde una vez pasó una cola de tornado y perjudicó a unas 40 casas de la periferia, en 2012, hubo uno más fuerte que pasó por el medio, unas 400 manzanas, con todo el perjuicio económico que esto provoca, por ello hay que actuar previamente para que los impactos sean menores”.

Desde la Municipalidad, los ejes para evitar males mayores después de cada evento meteorológico pasan por mejorar la higiene urbana, mejorar la eficiencia del sistema de transferencia, transporte y disposición final de los residuos; promover la conciencia y participación ciudadana a través del involucramiento. Por otro lado, se enfatiza en incrementar el uso de energías limpias y además, contribuir a reducir y controlar la contaminación sonora y la atmósfera en la ciudad. En este sentido, Rosario ya está implementando el Plan Ambiental Rosario, que a través de sus diversos ejes, aborda la problemática ambiental como política de Estado a nivel local y metropolitano, a partir de la experiencia desarrollada en numerosas intervenciones orientadas a prevenir, mitigar o remediar el deterioro ambiental de la ciudad.



    10 factores que hacen a una Ciudad Resiliente

    Estos fueron propuestos por la Fundación Rockefeller, y nos permiten conocer si vivimos en una ciudad resiliente o no, dependiendo si esta cuenta con ciertos sistemas públicos o si realizan algunas prácticas sostenibles. Conocé cuáles son:

  • Agricultura apoyada por la comunidad: Construir y mantener huertos urbanos junto a los vecinos. Es una práctica que compromete a un grupo de personas, logrando así desarrollar un sentido de pertenencia.
  • Ciudades Caminables: Se busca la conexión con el comercio, el transporte y los barrios. Los ciudadanos no deberían tener la necesidad de usar los autos.
  • Redes de comunicación.
  • Biomimetismo: es la innovación que realiza el ser humano con el diseño urbano y ciertos procesos que está inspirados en la naturaleza.
  • El impacto de las inversiones: Las inversiones que realizan las empresas y organizaciones generan impactos ambientales y sociales en su entorno que se pueden medir de acuerdo al retorno económico.
  • Biocombustibles: Como una manera de disminuir la dependencia del petróleo y su impacto en el medio ambiente. Una buena opción para suplantarlo son los biocombustibles, como el biodiesel y el etanol.
  • Presupuestos participativos: Incentivar a que la ciudadanía de su opinión y vote acerca de las propuestas de gastos, y asimismo, supervise el destino de los recursos.
  • Sistemas públicos de bicicletas.
  • Resiliencia Social: Es la capacidad de las comunidades de prepararse, adaptarse y recuperarse de una crisis.
  • Vías de Tránsito Rápido (BTR): Enfatizar a que el transporte público sea más rápido y eficiente.