En el mundo existen dos tipos de energías, las renovables y las no renovables. Las primeras son aquellas que se encuentran en cantidades limitadas y que una vez agotadas no pueden regenerarse fácilmente, tal es el caso del petróleo o la energía nuclear.

Por otro lado, según la Ley Provincial 12503, son energías renovables todas aquellas que se producen naturalmente, en forma inagotable y sin ocasionar perjuicio al equilibrio ambiental. Es decir, son aquellas energías obtenidas de fuentes que se regeneran a una tasa mayor que la de su consumo. Podemos citar, a manera de ejemplo, las siguientes: solar térmica, solar fotovoltaica, eólica, energía de la biomasa, hidráulica, geotérmica, mareomotriz, biogás y biocombustibles.

En una sociedad donde son necesarias las energías renovables, los residuos de las diferentes actividades industriales del país podrían convertirse en el motor de un cambio tecnológico.

En lo que se refiere a Argentina hoy podemos decir que nos está costando subirnos a la “Ola Verde”, y si bien existen emprendimientos que buscan la eficiencia energética de manera sustentable, los desarrollos aún tienen un largo camino por recorrer.

“El INTI en el tema de biomasa viene trabajando a nivel territorial, tratando de mantener una visión unificada respecto a los objetivos que buscamos; que son la industrialización, la generación de puestos de trabajo, la reducción de emisiones, el impulso de las empresas que tienen potencial de exportación para generar ingreso de divisas. La biomasa tiene infinidad de beneficios”, señaló un referente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, en diálogo con Industria Ambiental, y agregó: “Estamos trabajando fuertemente en el marco normativo porque la bioenergía es todavía un sector emergente, dispar, con mucha asimetrías. Por eso, nos parece importante trabajar en normalizar el lenguaje técnico y la visión que se tiene sobre los recursos”.


Se entiende como biomasa a toda la materia orgánica (tanto animal como vegetal) susceptible de ser utilizada como fuente de energía. Puede clasificar en tres grandes grupos:

  • Natural. Es la que se produce en la naturaleza sin la intervención humana.
  • Residual. Son los residuos orgánicos que provienen de las actividades de las personas (residuos sólidos urbanos (RSU) por ejemplo).
  • Producida. Son los cultivos energéticos, es decir, campos de cultivo donde se produce un tipo de especie concreto con la única finalidad de su aprovechamiento energético.

“Con el apoyo de IRAM (Instituto Argentino de Normalización y Certificación) ya tenemos publicada la primera norma de clasificación de biomasa para usos energéticos y este año buscamos regular las que son específicas para productos bioenergéticos, como el biocombustible”, indicó el integrante de la Red de Biomasa del INTI.

En cuanto a la importancia de la reglamentación de los parámetros, el especialista, afirmó: “Son normas que van a establecer las condiciones a futuro de la comercialización”.
El objetivo del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, que cuenta con el primer centro del país en impulsar la normalización y certificación de biocombustibles sólidos para el sector bioenergético, es incluir a la gran diversidad de recursos que tiene Argentina en el sector y potenciar a las pymes que quieren crecer en el rubro.
“Comenzamos a correr la línea entre lo que es un residuos y un subproducto, incluso materia prima para otro proceso”, concluyó el referente del INTI.

Programa PROBIOMASA

En 2015, el gobierno nacional promulgó la Ley 27191 (modificando la Ley 26190) con el objetivo de fomentar la participación de las fuentes renovables en el consumo de energía eléctrica nacional, para alcanzar al 20% del total en 2025. Esta normativa, además, le otorga a la biomasa una gran relevancia.

Sin embargo, aún existen algunas barreras de orden institucional, legal, económico, técnico y sociocultural que deben superarse para incrementar, acorde a su potencial, la proporción de bioenergía en la matriz energética nacional.
En este marco, en 2012, el Ministerio de Agroindustria (antes Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca) y el Ministerio de Energía (antes Secretaría de Energía) solicitaron asistencia técnica a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), para formular y ejecutar el Proyecto para la promoción de la energía derivada de biomasa – UTF/ARG/020/ARG (PROBIOMASA).

La iniciativa tiene como meta primordial incrementar la producción de energía térmica y eléctrica derivada de biomasa a nivel local, provincial y nacional, para asegurar un creciente suministro de energía limpia, confiable y competitiva.

Asimismo, el programa intenta promover el establecimiento de emprendimientos bioenergéticos, evaluando los recursos disponibles de biomasa para la generación de energía aplicando la metodología “Mapeo de Oferta y Demanda Integrada de Biomasa para Energía” (WISDOM por sus siglas en inglés) y asesorando emprendimientos públicos y/o privados para garantizar sosteniblidad técnica, económica- financiera, social y ambiental.
En 2018, la FAO presentó el "Análisis espacial del balance energético derivado de biomasa", realizado con metodología WISDOM. Este estudio tuvo como eje identificar, localizar y cuantificar la disponibilidad y el consumo de los recursos biomásicos en la provincia de Santa Fe con el fin de promover el desarrollo de la energía renovable.

En este sentido, se realizó un diagnóstico de la oferta y la demanda de combustibles derivados de la biomasa en el territorio, siguiendo criterios de sustentabilidad. También, con el fin de ejecutar las acciones del proyecto, se constituyó un equipo técnico especializado en Santa Fe con el objetivo de gestionar la información relevada en las diversas instituciones para la implementación de la metodología WISDOM y de institucionalizar el procedimiento de análisis espacial de los recursos biomásicos a través de la capacitación y transferencia metodológica a los expertos locales.
Las fuentes identificadas en función de su origen fueron: como oferta directa, pastizales (64,57%), bosques nativos (34,56%) y forestaciones, (0,87%); como oferta indirecta, residuos de poda urbana (77,7%), residuos de semilleros (21,7%) y residuos de fábricas de muebles (0,6%).
Considerando los recursos biomásicos existentes, la mayor disponibilidad de biomasa está dada por el uso sustentable de pastizales y de los bosques nativos, con un total de 3 850 451 toneladas anuales. Este volumen se encuentra principalmente en el norte de Santa Fe. Con relación a la oferta indirecta, los tres sectores que la integran suman una oferta de 102 885 toneladas anuales.

En cuanto a la demanda, alcanza un valor de 243 338 tn/año. Se tuvo en cuenta el sector industrial (88%), representado por frigoríficos, desmotadoras, curtiembres y otras empresas; el sector residencial (7,2%), las ladrilleras (4,5%) y los hornos de carbón (0,3%). Tanto los carboneros como los ladrilleros son demandantes exclusivamente de leña. Una particularidad de la mayoría de las industrias entrevistadas es que, al mismo tiempo que consumen biomasa, también utilizan sus propios residuos o subproductos generando o cogenerando energía; además de leña, consumen cascarilla de girasol y algodón, grasa de pollos y bagazo.

En forma paralela, en este estudio se avanzó en la evaluación del potencial de biogás derivado de las deyecciones de ganadería bovina (tambos y feedlots) y porcina. Esta oferta de biomasa húmeda es muy importante cuantitativamente, ya que asciende a 3 921 672 tn/año, o bien, a 7 497 toneladas equivalente petróleo (tep). Un 46,4% corresponde a los feedlots, un 27,8% a cerdos y un 25,8% a tambos.

“Se concluye que Santa Fe tiene un potencial bioenergético susceptible de ser aprovechado para producir energía renovable. El análisis espacial presentado en este trabajo constituye una base para avanzar en la formulación de políticas públicas, a fin de profundizar en estudios similares y elaborar proyectos que pongan en disponibilidad de uso la energía producida a partir de estos recursos renovables”, señalaron desde la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
Sin dudas, el potencial de Santa Fe en cuanto a la generación de energía a partir biomasa es inmenso y las expectativas hacia el futuro son esperanzadoras.

El transporte de biomasa, una problemática que ya tiene solución

La falta de eficiencia en el traslado de la biomasa, desde el lugar de su origen hasta la planta donde se transforma en energía renovable, fue una problemática que puso en crisis la iniciativa de potenciar a la bioenergía como matriz energética nacional. Los costos adicionales para mover el residuo orgánico (contratación de un camión y la mano de obra para la carga y descarga) provocaban que el procedimiento sea caro y que muchos productores lo consideren comercialmente inviable.

Para solucionar esta problemática logística y económica de las empresas que apuestan por una producción más amigable con el medio ambiente, la firma Helvética SA, líder del mercado nacional de fabricantes de acoplados y semirremolques, introdujo en el país una nueva tecnología que garantiza eficiencia y sustentabilidad en el traslado de biomasa: las unidades de piso móvil (walking floor).
“Es una unidad de negocio relativamente nueva en Argentina. Esta tecnología fue inventada hace 50 años en Estados Unidos, dirigida al agro y era una solución para mover graneles de mucho volumen, de baja densidad. Su función era poder optimizar la carga transportada por viaje y  facilitar su descarga y manipulación”, explicó Matías Vacca, gerente comercial de Helvética, en diálogo con Industria Ambiental.


Si bien tiene múltiples aplicaciones, este nuevo tipo de acoplado es ideal para transportar biomasa, dado el volumen de las unidades y la practicidad para su movimiento que ofrece el sistema de piso móvil.

Los acoplados con sistema walking floor, que tienen una capacidad de carga 35 mil kilos y pueden llevar hasta 28 pallets, ya fueron adquiridos por reconocidas firmas nacionales como Fresa (una compañía correntina que genera electricidad utilizando como materia prima aserrín, chips y cortezas de pino y eucalipto, y biomasa proveniente de madera seca sin afectar a los bosques nativos) y Bio 4 Bioetanol Río Cuarto S.A (companía agroindustrial formada por 28 empresarios agropecuarios dedicada a la producción de bioetanol y burlanda con bajos costos).
“En el mundo la principal aplicación de los pisos móviles está destinada al rubro residuos, nosotros estamos trabajando en varios proyectos vinculados a este tema en diferentes provincias del país. Vemos un potencial enorme para esta tecnología, dada la versatilidad que tiene”, remarcó el gerente comercial de Helvética.

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