El plástico es un elemento que está presente en la mayoría de los productos que recorren a diario el planeta; desde automóviles hasta juguetes para niños y electrodomésticos lo tiene entre sus componentes. Incluso los artículos que no lo contiene, como frutas, carnes o alfajores, son envasados con polietileno antes de llegar al consumidor final.

De esta forma, la generación de residuos plásticos es uno de los principales inconvenientes ambientales del mundo y la Argentina no está exenta de esta complicación. En el país, según el Observatorio Nacional para la Gestión de RSU (2019), los residuos plásticos constituyen en promedio el 15 % de los residuos totales, variando entre un 9 % de mínima y un 21 % de máxima, según la localidad que se trate.

En cuanto a la producción de este material, dentro de la industria plástica encontramos diferentes sectores: la producción de materias primas, de productos semi elaborados y de productos terminados; y la industria del reciclado de los plásticos.

Las materias primas plásticas son elaboradas por la Industria Petroquímica mediante el procesamiento industrial de derivados mayormente de petróleo, gas natural, y sal (cloruro de sodio) y agrupan al PEAD, PEBD, PVC, PP, PS, PET, ABS, SAN, resinas poliéster y poliamidas, entre otras.

La Industria Transformadora plástica se dedica a la elaboración de productos plásticos a partir de la transformación de materias primas de origen petroquímico. Se caracteriza por reunir a un gran número de Pequeñas y Medianas Empresas, y también compañías grandes. La industria transformadora produce productos semi-elaborados (que son insumos para otras industrias) y productos plásticos terminados para el consumo final: envases, materiales de construcción, electricidad y electrónica, medicina, etc.

La Industria del Reciclado Plástico compra materiales plásticos post-consumo (embalajes, envases secundarios, residuos sólidos urbanos) y desechos post-industriales. Todos estos insumos son reciclados para elaborar nueva materia prima que reingresa al circuito productivo como insumo de la Industria Transformadora, para la fabricación de nuevos productos.

Teniendo en cuenta la problemática ambiental mencionada, la firma Work, ubicada en el Parque Industrial de Villa Gobernador Gálvez, comenzó a apostar desde hace varios años por una producción plástica más eficiente y sustentable.

“Hace 7 años iniciamos un proceso de inversión importante para nuestra escala, donde trajimos equipamiento de última generación para fomentar la eficiencia energética”, recordó Leónidas Diez, gerente de Work, en diálogo con Industria Ambiental, y continuó: “Una vez que logramos eso, empezamos a direccionar la inversión hacia la sustentabilidad”.

La fábrica de envases plásticos reciclables (vasos, platos, ensaladeras, potes y bandejas) tiene más de 25 años de trayectoria y una planta productiva de 8 mil metros cuadras donde participan unas 73 familias.

“Creemos que no existen los residuos, sino recursos inutilizados. Para nosotros, todo el plástico que no se recupera dentro de la industria y la sociedad, es un problema”, afirmó el joven empresario.

Para transitar el camino hacia una producción sustentable, Work tejió alianzas con otros actores del sector, como la CIMPAR (Comisión Público Privada de Sustentabilidad Ambiental) y la asociación civil sin fines de lucro especializada en plásticos y medio ambiente Ecoplas. Además, Diez es vicepresidente de la Cámara de Industrias Plásticas de la provincia de Santa Fe.

Respecto a la producción con plásticos reciclados, Leónidas comentó: “Una de nuestras líneas tiene un alto contenido reciclado por consumo, es decir, se obtuvo por recolectores, se lavó y se volvió a meter en el proceso industrial”.

La ausencia de un programa local y provincial para obtener un abastecimiento estable de plásticos reciclables impide alcanzar objetivos más ambiciosos en cuanto a la producción sustentable.

“Si podemos trabajar legislativamente, con los recolectores y la educación en la sociedad, nuestra visión es poder ser dentro de cinco años una industria de impacto cero”, indicó el gerente de Work. 

“Todo plástico, si bien es reciclable, va perdiendo ciertas propiedades que se complementa con plástico virgen. Si tuviéramos material recuperado de altísima calidad, podríamos llegar a un porcentaje mayor, pero es un trabajo a largo plazo”, concluyó el empresario.

Del campo a la planta

En el país, se estima que por año se generan alrededor de 70 mil toneladas de residuos plásticos provenientes de silos bolsas y envases de productos fitosanitarios. El aumento o descenso de la cifra está directamente ligado a la producción del campo argentino en cada campaña.

Con la intensión de buscar una solución concreta ante esta problemática ambiental, la Asociación de Cooperativas Argentinas, junto a sus Cooperativas asociadas, construyeron una Planta de Recupero de Residuos Plásticos; una iniciativa que tuvo sus génesis en 2014 y que comenzó a funcionar hace cinco años.

La planta, ubicada en el parque industrial de Cañada de Gómez, provincia de Santa Fe, se encuentra equipada con tecnología europea (italiana y alemana) de última generación para el reciclaje de 7 mil toneladas de plástico por año, una escala igual y equivalente a la cantidad de residuos (silos bolsas usados y bidones de agroquímicos vacíos) que las cooperativas de ACA y sus productores asociados generan.

“La pandemia no nos afectó en cuanto al mercado y la producción, pudimos trabajar todo el 2020 y 2021 sin inconvenientes”, señaló Flavio Luetto, gerente de la planta de recupero de envases plásticos de origen agropecuario de la Asociación de Cooperativas Argentinas, en diálogo con Industria Ambiental. “En la parte comercial, el 2020 fue un año muy bueno, hubo una demanda muy alta”, comentó.

Según explicó el ingeniero agrónomo, actualmente la planta está reciclando más de cuatro millones de kilos por año (retirando cinco millones de kilos de residuos del ambiente.

Una vez procesados los residuos, son comercializados a empresas de diferentes rubros: el polietileno de baja densidad es utilizado por fábricas de bolsas de residuos o cañerías flexibles, y el de alta densidad por la industria autopartista y la producción de tritubos para cables de fibra óptica. 

Por falta de una normativa que se adapte a la realidad del sector, la planta casi no recibe envases de productos fitosanitarios. “Por cuestiones legales no estamos recibiendo bidones, porque Santa Fe es la única provincia que no tiene un marco regulatorio adecuada y los sigue considerando como residuo peligroso”, indicó Luetto, y recordó que existe una Ley provincial aprobada por el Parlamento santafesino que espera la promulgación del gobernador Omar Perotti.

En cuanto a las expectativas para este 2022, el gerente de la planta de recupero de envases plásticos de origen agropecuario anticipó que tienen “un poco de preocupación” porque habrá menos materia prima por la baja producción como consecuencia de la sequía que padeció el campo argentino y el precio de los silobolsa usados no tienen techo.