Por Lic. Claudio Belloso

La aparición de nuevas moléculas obtenidas vía síntesis orgánica, la caracterización de los residuos industriales, la evaluación de la contaminación por emisiones, fugas, derrames y descargas, son ejemplos de las muchas actividades que requieren de procedimientos estandarizados para medir los impactos que ocasionan sobre los ecosistemas.

En la actualidad, dichas actividades se regulan únicamente mediante análisis fisicoquímicos, que no son capaces de medir los efectos biológicos. Por tal motivo, es importante complementar dichos análisis con bioensayos de toxicidad para determinar los efectos sobre los individuos, que puedan afectar a las poblaciones y los ecosistemas en general. Con la realización de ambos tipos de pruebas se puede contar con una visión más completa de los efectos adversos que se ocasionan sobre los componentes bióticos y abióticos de los ecosistemas y se podrán tomar medidas integrales para proteger el ambiente. Dentro del grupo de cladóceros, las especies del género Daphnia son las más utilizadas como organismos de prueba o de referencia en pruebas de toxicidad.

El género Daphnia se ubica dentro del orden Cladócera de la clase Crustácea, y especies como Daphnia magna, Daphnia pulex, y Daphnia similis, son utilizadas extensivamente en pruebas de toxicidad, por lo cual existe una extensa información sobre las técnicas de cultivo, los requisitos de temperatura, luz y nutrientes, así como su respuesta a muchos tóxicos.

Específicamente, los ensayos de toxicidad con Daphnia magna, permiten determinar la letalidad potencial de sustancias químicas puras, aguas residuales domésticas e industriales, lixiviados, aguas superficiales o subterráneas, agua potable, y agua de poro de sedimentos, entre otros.

Neonatos menores de 24 hs. de edad son expuestos a la muestra por un período de 48 hs., al término del cual se cuantifica el número de organismos muertos. Con estos resultados se establece la proporción o porcentaje de mortalidad producida.

Existe una infinidad de indicadores biológicos que se usan en bioensayos, de ahí que para que alguno de estos pueda ser incluido en alguna regulación futura en nuestro País, se deberá antes establecer los criterios de selección de las pruebas. Estos deben incluir: sensibilidad complementaria, evitar la redundancia entre las pruebas, tipos de sustancias que pueden detectar, aceptación entre los sectores involucrados en el cuidado del medio ambiente (gubernamental, industrial, académico, etc.), limitaciones de tipo económico y de infraestructura para su aplicación.




Lic. Claudio Belloso M. Sc.

Director General de Biogroup
Centro de Investigación Científica y Tecnológica
www.biogroup.com.ar