Por Ingeniera Ambiental Marina Povolo

En nuestro país, tenemos aún un largo camino por recorrer en cuanto a conciencia ambiental. Esto, por supuesto, se refleja en la cotidianidad de las plantas industriales donde frecuentemente generar cambios para mejorar el desempeño ambiental de una organización no es una tarea para nada sencilla.

Dicha dificultad a veces puede ser técnica, otras veces por falta de recursos o desconocimiento. Pero todos estos son elementos que dadas las condiciones suelen conseguirse tarde o temprano. Y allí es donde nos enfrentamos al mayor desafío a lograr: el cambio cultural.

Por lo que el trabajo de los ingenieros ambientales representa un constante desafío. No solo se requiere poseer acabados conocimientos técnicos ambientales, conocer en detalle el proceso en el cual estamos involucrados, el rubro, y los actores principales, si no también variadas habilidades interpersonales necesarias para acompañar e impulsar este cambio en la organización, como ser:

  • Negociación, no hemos tenido esa materia en la facultad, pero es un curso fundamental que debemos tomar.
  • Paciencia, para explicar por vez mil quinientas que ciertos residuos deben colocarse en el tacho rojo y el resto en el verde, porque de ese simple acto depende que todo el circuito funcione (o no).
  • Trabajo en equipo, imposible salvar el mundo nosotros solos.
  • Persuasión, para lograr que gente sobre la cual no tenemos ninguna autoridad, porque no depende de nosotros, haga lo que lo que le pedimos por su propia convicción, porque las cosas han cambiado.
  • •Argumentación, para convencer al gerente de planta por qué le conviene cumplir con los parámetros de vuelco o porque ya no pueden enterrarse los residuos en el fondo de la planta, por más que siempre se hizo así.
  • Tolerancia a la frustración, porque muchas veces a pesar de todo eso, igual no podemos evitar que se tomen decisiones incorrectas.
  • Último y fundamental, perseverancia, porque muchas veces tendremos la sensación de que siempre estamos discutiendo lo mismo sin lograr resultados.

En cada uno de los momentos que nos toca intervenir y quizás poner en práctica todos los puntos detallados precedentemente, debemos respirar profundo buscando inspiración, y también habrá que mirar para atrás y recordar el punto de partida, y comprobar, a pesar de todo, que es mucho lo que se ha logrado.

El cambio cultural es lo que más cuesta socialmente, la educación es fundamental para torcer un poco la tendencia con la que se viene y otro tanto nos toca a nosotros desde nuestro lugar.